CLARA SOLA
Si no viene, la dejo sola
En Clara sola, debut tanto para la directora Nathalie Álvarez Mensén como para la actriz Wendy Chinchilla, se nos presenta un retrato de una protagonista atrapada en una vida que no quiere vivir. Presionada por su madre, tremendamente religiosa, se ve obligada no solo a estar siempre al servicio de los demás, sino a no poder desarrollar una personalidad propia. Es el viaje hasta encontrar quién realmente es lo que nos cuenta la directora en su primera película. Para ello, usa un lenguaje sensible y poético conformado por todos los recursos naturales que la rodean y por una banda sonora que durante la mayoría del largometraje se limita a lo que ella escucha, esto nos proporciona un punto de vista casi subjetivo, un pasaporte hacia sus ojos, hacia su pensamiento y sabiduría.
En esta vida que le ha sido impuesta puede curar, pero no puede ser curada; puede tocar, pero no puede ser tocada (ni siquiera por ella misma); puede ver, pero sin que la descubran; y es en esa observación, en ese descubrimiento de las cosas más simples, donde empieza a encontrarse, a romper no sus tabúes, sino los de quienes la rodean. Nos da una lección sobre la manera que tenemos de juzgar a la gente, de proclamar a alguien como incapaz o como no merecedor de algo. Clara empieza a construir su personalidad, la que todos merecemos tener sin intermediarios. En una escena le pregunta a Santiago, el novio de su prima María, «¿Me parezco a María?», «Te pareces a ti», contesta él. María, a sus catorce años, ha hecho muchas más cosas que Clara, cosas que ella ahora, a sus cuarenta años, quiere hacer. Quiere tener su quinceañera, quiere experimentar, quiere ser percibida como una persona normal. Aunque ella misma se denomine Sola, vemos que, dejando a un lado a su madre y a la presión que esta ejerce sobre ella, es una mujer querida por su entorno, que en la medida de lo posible intenta entenderla y ayudarla en el largo camino que le queda. «Si no viene, la dejo sola» es la primera frase de esta ópera prima. Clara se lo dice a su yegua Yuca, que tendrá también un papel fundamental, prácticamente un espejo donde Clara se mira.
La película está dotada de un realismo mágico que no le quita veracidad. Quizás los recursos más presente sean las manos: a través de ellas Clara tiene su despertar sexual, pero también son su herramienta para descubrir el resto del mundo, con ellas palpa la muerte pero también la vida, y a su vez es la imagen del castigo, la cicatriz que siempre la acompaña para recordarle lo que no debe hacer y que al final consigue ignorar para empezar a vivir su propia vida.
Con este relato Nathalie nos hace plantearnos qué es lo que nos cura. Quizás la inocencia y la curiosidad que Clara tiene (y la valentía que va ligada a ambas) es lo que nos hace falta para mantenernos con vida, para ser libres y huir de lo que nos enferma. Es su determinación expresada de la forma más cruda lo que le permite zafarse de las cuerdas que la asfixian, ser ella misma y no sentirse más sola.
Clara Sola (Nathalie Álvarez Mesén, Costa Rica, 2021)
Dirección: Nathalie Álvarez Mesén / Guión: Maria Camila Arias, Nathalie Álvarez Mesén / Fotografía: Sophie Winqvist / Música: Ruben De Gheselle / Intérpretes: Wendy Chinchilla, Daniel Castañeda, Ana Julia Porras, Flor Vargas.
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