CinemaJove 2018

CINEMAJOVE 2018: CORTOS NACIONALES

33ª Edición del Festival Internacional CinemaJove

Acaba de concluir la 33ª edición del Cinema Jove de València y la gran ganadora ha sido la húngara Genezis, de Árpad Bogdán, que ha sido galardonada con la Luna de València al Mejor Largometraje y el Premio a Mejor Fotografía. Por otra parte, Silent Night, de Piotr Domalewski, se ha alzado con Mejor Dirección y Mejor Interpretación (David Ogrodnik), y la Mención Especial del Jurado ha sido para la suiza Vakuum, de Cristine Repond.

En la Sección Oficial de Cortometrajes ha sido premiada con La Luna de València The Full Story, de Daisy Jacobs y Christopher Wilder. El jurado también ha destacado con menciones especiales Avec Thelma, de Ann Sirot y Raphaël Balboni, y La poesía solo muere cuando termina, de Adelaida Lamas.

Dentro de esa misma sección, Revista Mutaciones ha tenido acceso a una selección de cortos nacionales que optaban al Premio Feroz. Finalmente el ganador ha sido Ahora seremos felices de Borja Soler. A continuación reseñamos los cortos seleccionados por orden alfabético, incluido el triunfador:


Aliens, de Luis López Carrasco

De gran recorrido internacional, con première en Locarno y galardonada en el BAFICI y el Festival de Lima Independiente, la nueva obra del director de El futuro (2013), aborda la figura de Tesa Arranz (cantante del grupo Zombies) para desgranar la Movida Madrileña y, con esta, la década de los ochenta en España. Mientras por la pantalla desfilan decenas de retratos de alienígenas de la artista, el sonido se llena de su discurso, tan elaborado y literario como picante, sorprendente e impredecible. Cuando aparezca en la imagen, su voz seguirá por su cuenta (sin sincronizarse) narrando imperdibles anécdotas sobre las fiestas, las drogas, el sexo, las ideas, los amores y la creación de ese mítico grupo donde uno de los palos más gordos se lo lleva nada menos que Pedro Almodóvar. Al final, de las anécdotas pasadas y de los detalles más morbosos lo que queda es un conjunto desmitificador pero legendario, contradicción solo aparente de la mano de una mujer que ha visto y vivido casi todo y que quizás por eso no puede parar de imaginar alienígenas.

Rafael S. Casademont

Ahora seremos felices, de Borja Soler

El mayor hallazgo de este drama romántico en dos actos probablemente se encuentre en su voz en off. Es una voz ronca y poética, en un registro elevado aun cuando relata amores y desamores cotidianos. Durante el primer movimiento, en el que una pareja descubre que no se amará por más tiempo, la voz suena sobre el fondo musical del “Trio in E-Flat, Op. 100”, de Schubert (que todos conocemos por Barry Lyndon), reemplazando incluso a los diálogos y entonando en voz grave líneas como esta: “visitaron una ermita situada en lo alto de una colina, pero les pareció que no merecía la pena entrar en ella por el precio exigido. Decidieron gastarse ese dinero en un bar donde tuvieran la cerveza elaborada según una antigua receta y algún aperitivo de la región”. El resultado es un interesante tono que convierte en trágicas y solemnes las pequeñeces sin cerrar la puerta de la ironía. Menos interesante resulta en cambio el segundo movimiento, donde dos amantes de instituto se reencuentran años después sobre el ritmo tropical de “Ahora seremos felices”, de Rafael Hernando Marín. A cambio, la voz en off cede la palabra a los personajes y surgen unos diálogos afortunados.

Alberto Hernando

Ato San Nen (Tres años más), de Pedro Collantes

Siempre hablamos de la incomunicación. De personas que hablan el mismo idioma y no se conocen. Qué decir si además hay una barrera lingüística por medio. Incluso hemos desarrollado nuevas tecnologías para comunicarnos, o para no tener que hacerlo. Desde su casa en algún pueblo rural de España y sin otra compañía que su perro Tico, Marisa, la protagonista de Ato San Nen, se “comunica” con su hijo en Berlín por el teléfono móvil. Sin embargo, la película funciona de manera contraria a toda las que tratan la incomunicación. Un día, un turista japonés interrumpe la rutina matutina de Marisa. Hiroshi dice ser amigo de su hijo, pero no habla español. Marisa le invita a pasar. No sabe inglés ni japonés, así que se comunican como pueden. Llama a su hijo y se entera de que él y el japonés apenas se conocen. Sin embargo, en lugar de la paranoia que extraería un thriller de la situación y del extranjero, aquí produce curiosidad y empatía. Y aunque se adentra en la levedad, los contrastes y malentendidos de la comedia, no se juega con el ridículo ni la burla. Comiendo una paella, Marisa pide a Hiroshi que cuente su historia, no importa si es en japonés. No conoce el lenguaje, pero cuando Hiroshi concluye su triste pasado le dice “Te va a parecer una tontería, pero siento que siento que te conozco mejor”. Él tampoco comprende, pero se le ilumina la cara. No hace falta mucho más -una puesta en escena sencilla, plano/contraplano- para descubrir que hay comunicación aun cuando no hablamos el mismo idioma y para comprender al otro, basta con escucharle. Y apoyarle en los malos momentos.

Alberto Hernando

El escarabajo al final de la calle, de Joan Vives Lozano

Amadeo es un hombre tranquilo, que no destaca en nada, pero una extraña profecía desvelada por la hija de la pescadera cambiará su vida de un día para otro. Costumbrismo fantástico para este corto producido por la ESCAC, en el que Joan Vives Lozano tira de efectos especiales (tanto de maquillaje como digitales) para contarnos esta historia de humor negro y socialmente avinagrada. La idea puede ser simple, pero su desarrollo no es para nada sencillo. Las peripecias del «nuevo» Amadeo y los insertos del escarabajo gigante (tal cual) se entremezclan con entrevistas a los habitantes del pueblo, a modo de falso documental, con la intención de acentuar el humor absurdo a través de la naturalidad de los entrevistados. Y vaya si lo consigue. Quizá peque de final previsible, pero que aquí hay talento es innegable.

Fran Chico

Galatée à l’Infini, de Julia Maura, Mariangela Pluchino, Ambra Reijnen, Maria Chatzi y Fátima Flores

Con el Gran Premio del Cine Español y Mikeldi Oro Documental obtenido en la pasada edición del festival ZINEBI, y compartiendo junto a Mikele la Mención Especial del Jurado en DocumentaMadrid, Galateé á l’infini, la obra dirigida por Julia Maura, Mariangela Pluchino, Ambra Reijnen, Maria Chatzi y Fátima Flores -cinco mujeres de diferentes nacionalidades que comparten una misma visión del feminismo- se nutre de una explosión visual y conceptual que les ha servido para atacar y actualizar el mito de Pigmalión y Galatea. Partiendo de la ginecología las directoras equiparan a la mujer con los robots eróticos y las muñecas hinchables, denunciando la sexualización del cuerpo femenino. Para ello, la voz en off se dedica a deconstruir dicho mito mientras las imágenes de archivo a modo de collage impactan directamente en la retina del espectador.

Ander Macazaga

Hermanos de ketchup, de Èric Boadella

Intrigante propuesta basada en el encuentro fortuito de dos desconocidos, una mujer maltratada que escapa de la cárcel y un niño carterista que se cruza en su camino. Y digo intrigante, porque todavía no sé muy bien qué es lo que quiere contar, o si es que quiere contar algo. Los dos fugitivos desarrollan una relación fraternal y se cuentan sus penas mientras degustan un plato de patatas fritas, pero la química en pantalla de Nausicaa Bonnín y Albert Fernández no termina de cuajar, y cuando asoman los créditos nos quedamos como al principio. Esperando algo.

Fran Chico

 

Hoissuru, de Armand Rovira

En Hoissuru se encuentran la cinefilia, el compromiso estético y la experimentación tan alambicada como gozosa. Dirigido por Armand Rovira y filmada en blanco y negro de 16 mm, la película narra con diálogos exclusivamente en japonés el encuentro de una joven nipona aquejada de una dolencia sonora con una chica occidental llamada Agnes cuya voz parece apaciguar su dolor. A través de bellos fondos y espacios y con un desarrollo que aprovecha lo fantástico para explotar lo estético de su imagen, Hoissuru fue el cortometraje de toda la selección del pasado IBAFF 2018 donde más cosas pasaron.

Rafael S. Casademont

 

Kyoko, de Marcos Cabotá y Joan Bover

Son muchas las historias que se han contado sobre Harrison, Ringo, Lennon y McCartney.  Hoy en día a nadie se le escapa quiénes son los cuatro de Liverpool, cómo surgieron, qué cantaban, cuál fue el motivo de su separación… Cualquier minucia que se relacionase con el nombre “The Beatles” fue motivo de conversación. Lo fue entonces, pero también hoy. Bajo esa premisa surge Kyoko, un cortometraje documental de Marcos Cabotá y Joan Bover, dos directores que entienden lo atractiva que resulta una historia tocada por cualquiera de los cuatro componentes de la banda. Sin embargo, pese a su habilidad para llamar la atención, sus intenciones terminan cayendo en lo anecdótico. El cortometraje cuenta la detención de John Lennon y Yoko Ono allá por el 71. El suceso ocurrió en Mallorca cuando la pareja secuestró a Kyoko, hija de Yoko. Y ya está. Siendo una historia tan llamativa, el punto de interés se convierte en información que se absorbe de forma mecánica dejando de lado la puesta en escena que, pese a tenerla, queda en un plano muy alejado.

Patricia Marín

La poesía solo muere cuando termina, de Adelaida Lamas

Todo es maravilloso hasta que deja de serlo. Es algo inherente en cualquier filosofía de  vida. Todo tiene un fin. Todo, absolutamente todo, cae por su propio peso. Partiendo de esta idea , Adelaida Lamas, directora de este cortometraje, crea a sus dos personajes femeninos desde un punto de vista muy deprimente y casi característico de los adolescentes que no tienen visión de futuro. Las dos chicas, que emprenden un viaje en busca de respuestas (y un predictor para que se las dé), intentan buscar un matiz claro entre los contrastes de su alrededor. Porque parecen pasárselo bien, pero a la vez no. Parece que quieren estar de fiesta, pero igual en casa estarían mejor. El cortometraje llega a convertirse en un “quiero y no puedo” donde la narrativa deja al descubierto acciones que parecen llevarse a cabo bajo el consentimiento de los implicados pero hechas a desgana. Sin embargo, lejos de lanzar un mensaje negativo, Lamas introduce la esperanza como principal pilar de sus personajes, ya sea el apoyo mutuo entre las amigas o la frase que han escuchado a un homeless y que da nombre al cortometraje. “La poesía sólo muere cuando termina” y hasta que termine, hay que disfrutarla.

Patricia Marín

Les 7 llums, de Alberto Evangelio

Conspiración, alienígenas y enfermos mentales. La conocida influencer Lidia (Paula Muñoz) se ve enredada en semejante tríada empujada por su hermano Marc (Víctor Palmero), recién huido del psiquiátrico en el que se encontraba internado. Así comienza este cortometraje, sin más pretensión que la de exponer ante el espectador una pequeña historia intrigante cuya  banalidad sólo es superada por la torpeza de quien la explota. Su desarrollo es tortuoso, de ritmo inexistente, y la conclusión precipitada y carente de toda sorpresa. Alberto Evangelio parece más interesado en reciclar viejos tópicos, como ese incesante celemín ocupando la mayor parte de la banda sonora. Sorprendentemente, tras su visionado completo parece existir un mayor mimo en los rótulos, que señalan diferentes momentos temporales a lo largo del cortometraje, y en los créditos, que en general presentan una edición que sorprende por su innecesaria elaboración, presentando un tono “joven” y “dinámico”, y que de algún modo evoca el oficio del personaje de Lidia. Curioso, aunque realmente se trate de un ejercicio vacío. ¿Qué dice de una película que su mejor parte sean los créditos finales?

Manuel Muñoz

Matria, de Álvaro Gago

Con Matria, el director gallego Álvaro Gago tiene como objetivo dar voz a Ramona, una mujer con un rocoso carácter familiar. A través de la construcción de este personaje se propone un discurso inmersivo en una situación cotidiana en Galicia, pero con una lectura y una reflexión universal. Con ello, Gago pretende tumbar el falso mito de la visión de Galicia como una sociedad matriarcal, es decir, que la mujer es el escalón más alto en la familia y en el trabajo. Falso, y por ello este cortometraje trata de ser una invitación a razonar a la sociedad y sobre todo a las mujeres; dar voz y proponer un cambio en las condiciones de vida y laborales a las cuales están sometidas y que parecen no cosechar cambios con el paso de las generaciones.

Manuel Rodríguez

Mi amado, las montañas, de Alberto Martín Menacho

Alberto Martín abre su aportación con un inquietante plano fijo con el que enmarca a un grupo de buitres rodeando y devorando a su presa. Pese a la violencia de la imagen, el banquete de estos carroñeros se sucede con una calma extraña. Una quietud que se extiende planeando por todo el metraje, introduciéndonos sin prisa en el ámbito rural extremeño, en concreto al municipio de Salvaleón (Badajoz). Allí llega una joven en una carreta tirada por un burro, estableciendo un ligero paralelismo con Al azar, Baltasar (Au hasard Balthazar, Robert Bresson, Francia, 1966) tanto por temática como por estética. Por los ojos de esta joven de semblante serio somos testigos de la vida en este lugar, de ritos viejos y nuevos, infancia y adultez, vida y muerte. Una montería inicia a una nueva generación de  jóvenes en su camino hacia la madurez según los viejos rituales masculinos, mientras las mujeres visten el luto por el reciente fallecido. No hay sesgo de juicio en la mirada de la joven, ni las decisiones formales nos incitan al espectador a hacerlo. La imagen se muestra sobria y sencilla, libre de artificios que empañarían la cuidada atmósfera construida en torno a este pequeño rinconcito de Extremadura.

Manuel Muñoz

Patchwork, de María Manero Muro

La técnica del bordado se convierte en una preciosa metáfora de la supervivencia en este cortometraje de animación. Patchwork cuenta la historia de una heroína doméstica que necesita un riñón para poder sobrevivir. El trasplante, un bordado animado, plantea la necesidad de reciclaje para que la raza humana siga en pie. Para no perder el mínimo atisbo de familiaridad se utilizan vídeos en súper-8, con lo que se consigue un aspecto añejo y melancólico. Su resultado final conmueve y convence con su poderoso mensaje de reutilización, solidaridad y vida.

Javi Sagredo

 

2 comentarios en «CINEMAJOVE 2018: CORTOS NACIONALES»

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