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CARTAS MOJADAS

En la frontera

Cartas mojadas. Revista Mutaciones.

Habrá quién diga que registrar la realidad o realizar un acto de denuncia, incluso necesario, son razones más que suficientes para justificar la inexistencia de una línea, de una frontera de lo moralmente aceptable, de lo permisible. ¿Grabar y exhibir la muerte de una persona lo es? Aquí surge inevitablemente una segunda cuestión: la forma; ¿la manera en la que se utilizan los recursos narrativos no es también algo para tener en cuenta a la hora de enfrentarse a una valoración ética? En respuesta a esta segunda cuestión es donde Cartas mojadas, de Paula Palacios, marca una línea divisoria. La realizadora no dirige únicamente la atención hacia la urgencia del desastre humanitario que suponen los flujos migratorios en el Mediterráneo, sino que, como una cirujana, disecciona el tejido para recomponerlo gracias a las herramientas y narrativas propias del lenguaje cinematográfico. El documental frente al reportaje.

La directora, que sustenta esta crónica epistolar en el uso de la voz en off, nos lleva por pensamientos y lectura de líneas que no persiguen hacer análisis directo de la noticia, del drama. Son simples cartas íntimas, personales, de madres que, desde su deseado refugio, dirigen a sus hijas que han quedado en Irak o que redactan desprotegidas del invierno parisino a un bebé que todavía no ha nacido. Letras que no llegarán a su destino, a diferencia de otra dirigida al propio espectador, que lo acompaña de principio a fin de la cinta: la carta de una niña que, junto con su madre, forman parte de esa legión de desesperados que quedan definitivamente bajo las aguas. Tintas diluidas y olvidadas en un mar que ha sido puente y camino entre culturas y que ahora se ha convertido en frontera.

Cartas mojadas. Revista Mutaciones

Es precisamente en esta decisión de construcción de un personaje, la de una niña ahogada en el intento de cruzar el Mediterráneo Central hasta la soñada y desconocida Europa, donde se fija un anclaje. Un punto donde conectar la empatía del que esté dispuesto a dejarse introducir suavemente acompañado de una banda sonora carente de dramatismo. El lugar donde la obra pasa a ser cinematográfica, memoria deconstruida, montada y convertida en una poética que sobrecoge. Y así, la muerte de un emigrante, el tránsito de un ser cognitivo a materia envuelta en una bolsa de plástico y almacenada, pasa a ser filmada. No solo como testimonio de acontecimientos sucedidos, sino como un hecho vital inherente a la existencia humana.

Cartas mojadas no se queda únicamente en un relato, una crónica periodística de ONGs europeas y sus barcos de rescate. Del hacinamiento de centenares de personas en espacios tan reducidos como la cubierta del Open Arms. De las dificultades que presentan los guardacostas libios que, por acuerdos con los vecinos del norte, frenan la salida de inmigrantes. De las mafias y del infierno del norte de África, previo al purgatorio europeo, al que se condena a aquellos cuyo pecado es huir de submundos aún más profundos. Cartas mojadas es, en sí misma, una frontera.


Cartas mojadas (España, 2020)

Dirección: Paula Palacios / Guion: Paula Palacios/ Producción: Morada Films/ Montaje: Julia Juániz, María Macías, Virginie Véricourt / Fotografía: Santi Palacios/ Música: Mariano Marín

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