CAMPANADAS A MUERTO

Bastardos y cobardes

Imanol Rayo presenta su segundo largometraje, Hil Kanpaiak (Campanadas a muerto), a través del sonido. Una evocación que se mantiene durante toda la película siguiendo sus particulares decisiones estilísticas: el minimalismo y la sobriedad en la puesta en escena a través del silencio y la crudeza en el funcionamiento de la familia por medio de campanas y un coro que invoca a las grandes tragedias griegas. Pero es en ese sonido que comienza donde se origina la raíz de la historia, el cacareo de una gallina enjaulada, la cobardía como forma de represión. El misticismo religioso y los simbolismos en el caserío familiar crean un microcosmos muy similar a la ópera prima de Rayo, Bi anai (Dos hermanos) (2011).

Imanol Rayo persigue esta vez el retrato de una familia condenada por hechos que ocurrieron en un pasado, pasado que la película entronca en el presente a través de digresiones por un montaje constructivo, basado en la relación de objetos como los crucifijos o los primeros planos de los rostros. Karmen (Itziar Ituño) la matriarca de la familia es el pilar fundamental de la cinta, alrededor de ella giran todas las tramas, desengaños, venganzas y muertes. Porque las campanas sonarán cuando haya aparecido un nuevo cadáver y en Campanadas a muerto no paran de sonar.

Eneko Sagardoy como Néstor
Eneko Sagardoy como Néstor

NÉSTOR

Néstor (Eneko Sagardoy), el hijo pequeño de la familia formada por Karmen y Fermín (Iñigo Aramburu) recibe la llamada de su padre. Ha encontrado unos huesos enterrados en la huerta del caserío y sospechan de quiénes pueden ser. Campanadas a muerto va mutando entonces en un sobrio thriller rural en busca del asesino. La apuesta formal de la película se concibe al anclar la cámara en el suelo y, sin juzgar a los personajes ni señalarlo, dejar que vayan sucediendo las tramas y las acciones por sí solas. Esto permite al sonido crear un nuevo universo que recubra las imágenes con un lenguaje propio. El silencio, los coros y el sonido de las campanas dan vida a los personajes, los hace moverse desde el caserío hasta la ermita o del pueblo a casa. Es como una especie de llamada desde dentro de la película aun siendo extradiegética, funciona como el alma interior de los personajes. 

KORTAZAR

El policía local Kortazar, personaje interpretado por Yon González, investiga el caso de la familia y mantiene una estrecha relación con Néstor. Los saludos en la película se realizan mediante un plano contraplano muy concreto, los rostros. Son las expresiones en planos muy cortos los que hablan y la mirada avizora de Kortazar y sus sobrios gestos frente a Néstor van mutando a medida que avanza el film en una inquietud insana. Junto a su compañera, cada vez se mueve más nervioso y su implicación en el caso hará flaquear todas sus emociones. Además, las acciones más violentas de Campanadas a muerto suceden fuera de campo, un ejercicio de implicar al espectador en el espacio y a considerar una forma distinta de concebir la acción en el cine, como un mundo expandido más allá del cuadro. Forma parte del estilo visual de Imanol Rayo desplazar las acciones fuera de campo, incluso se agudizaba más aún en Bi anai donde las peleas de los hermanos sucedían a través del sonido. 

Itziar Ituño como Karmen
Itziar Ituño como Karmen

KARMEN

El anclaje de la cámara prioriza los espacios, los rostros y los símbolos ante las acciones, es por ello que los objetos cobran una solemnidad a modo de sugerencia. Los movimientos de cámara están ausentes, por ello, cuando Karmen coloca los crucifijos en su casa, tan solo vemos su mano y cuando Néstor lo quita, también. El plano es el mismo pero han podido pasar más de 10 años entre uno y otro y la cámara sigue en el mismo lugar, la cámara y la mirada como testigos del paso del tiempo. Esa fijación, esa obsesión por el fetichismo de los objetos en Campanadas a muerto forma una iconografía tan única que los convierte en realidad. Cuando vemos sufrir a Jesús en la cruz, a través del montaje Karmen sufre; cuando el cacareo de las gallinas es incesante, la familia está a punto de estallar, y la imagen de una mujer desnuda contra la pared puede desatar la venganza en todo el pueblo. Karmen es testigo de la crueldad sufrida a lo largo de los años en el pueblo y sus ojos, sus arrugas, su expresión enmarca el daño y la tortura, el dolor y la angustia. El plano corto de su rostro es la imagen del film, el sentimiento de todo un pueblo. 

Con Campanadas a muerto Imanol Rayo pone en primer término la delgada línea entre la venganza y la justicia, valores que provocan los movimientos de sus personajes. Un pueblo resquebrajado por una moral cristiana que transforma a los personajes en monstruos. Combinando códigos argumentales del thriller rural y del cine más poético, el director consigue una propuesta firme y sólida, fundamentada por el uso del mecanismo cinematográfico del plano estático para narrar una majestuosa ficción, para conocer los sentimientos de los personaje a través de su mirada y el sonido de una campana como el más cruel de los desenlaces.


Campanadas a muerto (Hil Kanpaiak) (España, 2020)

Dirección: Imanol Rayo / Guion: Joanes Urkixo (basado en la novela de Miren Gorrotxategi) /  Fotografía: Javier Aguirre / Música: Fernando Velázquez / Producción: Marta Gerrikabeitia, Abra Producciones, EiTB / Diseño de vestuario: Saioa Lara / Reparto: Itziar Ituño, Eneko Sagardoy, Yon González, Josean Bengoetxea, Iñigo Aramburu, Itsaso Arana, Andrés Gertrudis, Asier Hernández, Kandido Uranga. 

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