BERGMAN, SU GRAN AÑO
Los blancos y negros de Bergman
En 1957, Ingmar Bergman estaba enfermo. La impetuosa necesidad del artista por hacer una “obra digna” y estar a la altura de las expectativas del público, y las que tenía consigo mismo, le produjo intensas dolencias estomacales que no le permitían lidiar con el sueño. Era ese insaciable apetito creativo, correspondiente de un genio como él, lo que le llevaría a realizar una carrera artística prodigiosa, pero también le significaría vivir una vida perturbada y solitaria. Bajo esta premisa, la crítica de arte y escritora Jane Magnusson, desarrolla Bergman, su gran año, el tercer proyecto cinematográfico de la directora que busca reflexionar acerca de la singular y contradictoria vida del cineasta sueco, trazando fuertes vínculos con sus obras.
Tras haber realizado otros documentales sobre su persona, como Descubriendo a Bergman (Trespassing Bergman, 2013), Magnusson expone cómo fue que en 1957 el director de Un verano con Mónika (1953) llevaría al límite sus capacidades físicas, artísticas e incluso emocionales, para llevar a cabo la realización de dos obras de teatro, una producción para televisión, dos radioteatros y el estreno de su icónico largometraje El séptimo sello, además de escribir y filmar otras dos películas: Fresas salvajes (1957) y En el umbral de la vida (1958); sacrificando la mayor parte de su vida familiar. El documental gira alrededor de aquel año utilizándolo como excusa para hacer un recorrido por la biografía del cineasta de forma anacrónica, a la vez que marca un antes y un después en su carrera cuando comienza a proporcionarle un componente autobiográfico al desarrollo de sus relatos.
La película está compuesta por numerosas entrevistas a decenas de personas cercanas del círculo personal o profesional de Bergman como Liv Ullmann, Elliott Gould, Gunnel Lindblom, Roy Andersson o Thorsten Flinck, además de material que trata la juventud del director en su etapa pro-nazi y una estudiada relectura de extractos de su autobiografía, La linterna mágica (1987), debido a las diferentes y contradictorias declaraciones posteriores por parte del cineasta. Magnusson lo muestra como figura indiscutible e insuperable, pero también esclarece sus facetas más oscuras de forma crítica y respetuosa, aunque en ocasiones muy categórica a pesar de su aparente discurso reverente. Bergman es presentado como un artista brillante, pero también como un hombre neurótico, egocéntrico, mezquino y mujeriego que consiguió una libertad creativa total en el desarrollo de sus proyectos en su Suecia natal, pero también abusó del poder pasando por encima de quien osara ir en su contra.
De duración un tanto excesiva y en ocasiones reiterativo, el documental realiza un análisis más que interesante, pero por momentos se vuelve vacuo y caprichoso. Gana más cuando se aleja de la ponderación del mito y se acerca más a Bergman el ser humano. Sin embargo, destaca el gran hallazgo por parte de la directora en una entrevista al hermano del cineasta (censurada en su momento por el mismo Bergman) que replantea totalmente la relación que tenía este con su padre y, por tanto, la lectura que se tendría de obras como Fanny y Alexander (1982) y el punto de vista de los protagonistas en esta película.
Bergman, su gran año nos clarifica al creador y al hombre, exponiendo que la única forma de conocer a Bergman es a través de su obra. Una obra que nació de la oscura personalidad de su autor, que logró transformar sus miedos, traumas e inquietudes en arte indispensable para los amantes del cine y del arte.
Bergman, su gran año (Bergman, a year in a life, Suecia, 2018)
Dirección: Jane Magnusson / Producción: Fredrik Heinig, Cecilia Nessen y Mattias Nohrborg (para B-Reel Films) / Música: Jonas Beckman y Lars Kumlin / Fotografía: Emil Klang / Montaje: Orvar Anklew, Hanna Lejonqvist y Kalle Lindberg / Reparto: Lena Endre, Thorsten Flinck, Elliott Gould, Barbra Streisand, Liv Ullmann, Lars von Trier, Roy Andersson, Holly Hunter, Gunnel Lindblom.
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