BABYLON
Una carta de amor al cine
Fue el cineasta vanguardista Kenneth Anger quien escribió Hollywood Babilonia (1959), un libro extremadamente polémico que contaba con gran detalle los escándalos de los famosos de Hollywood de los años 20. Anger hacía referencia en el título a la Babilonia bíblica, ciudad simbólica caracterizada por el desenfreno, la extravagancia y el pecado. El nuevo trabajo de Damien Chazelle trata esa misma excentricidad y excesivo descontrol de esa época, en la que el cine vivió momentos de continuo cambio y ebullición.
En una de las destacables secuencias al comienzo del film, se muestra una gran fiesta que captura ese espíritu enloquecido del Hollywood de esos años. La cámara se cuela por los lugares más recónditos de la juerga para mostrarnos todo: sexo, drogas y (no rock and roll) pero sí jazz. En medio de este jolgorio coinciden los protagonistas: Manny (Diego Calva), un “forastero” mexicano que quiere hacerse un hueco en la industria del cine; Nellie LaRoy (una sensacional Margot Robbie), una aspirante a actriz de New Jersey con un pasado turbio y triste, y Jack Conrad (Brad Pitt), una estrella de Hollywood y destacado actor de cine mudo. Los tres comparten un profundo amor por el cine, como cuando el propio Manny le dice a Nellie que “siempre quiso ser parte de algo grande”.
A estos personajes se les unen secundarios de la industria: músicos de jazz, artistas, productores, periodistas como la ingeniosa columnista y crítica de cine a la que pone cara Jean Smart o mafiosos como James McKay, personaje que interpreta un singular y estrafalario Tobey Maguire. Babylon conjuga a todos estos personajes a partir de una mezcla de distintas personas reales de la época para elaborar todo su relato. No obstante, hay veces que no nos creemos la historia, sobre todo las excesivas, singulares e intensas fiestas (con serpiente de cascabel incluida). Pero, por mucha sorpresa que nos generen, estas juergas descomunales eran así en el Hollywood de los años 20 según nos cuenta el propio Anger.
La película presenta un estilo que recuerda al de otras obras como Érase una vez en… Hollywood (2019), en la que Tarantino contaba una historia ficticia con el asesinato de Sharon Tate de fondo y en la que usaba la magia del cine para “cambiar la historia”. Ambas son bastante similares en la verosimilitud de los personajes, el cuidado estilo de producción de la época que representaban y la importancia de la música. El colaborador habitual de Chazelle, Justin Hurwitz, acompaña con una magnífica banda sonora que, como no, vuelve a estar marcada por el jazz característico de la marca Chazelle- Hurwitz. Además, cuenta con algunos guiños a La ciudad de las estrellas. La La land (2016) como la pieza See you back in LA.
Al igual que ocurría en sus anteriores películas, el color cumple una función de extrema importancia en el diseño de producción. En Whiplash (2014), predominaban los verdes, añadiendo verosimilitud a la historia del ambicioso baterista. En La La Land, los vivos colores como el amarillo y el azul representan el optimismo, la creatividad y a los “fools who dream” en la ciudad de las estrellas. Aquí, en Babylon, predomina el rojo mostrando el desenfreno, la decadencia y el exceso que se vivía en esa época. Esa conjunción de colores y el diseño de producción recuerda mucho al Moulin Rouge! (2001) de Baz Luhrmann, y hace de Babylon un film exagerado (en el buen sentido de la palabra) que, a veces, parece un musical.
Pero bajo esta superficie de excesos y colores se esconde el verdadero significado de la historia: el cambio. Chazelle nos habla de la irrupción del cine sonoro que vio la luz con El Cantor de Jazz (1927) de Alan Crosland, la primera película sonora de la historia del cine que produjeron los hermanos Warner. Nos cuenta cómo esa transformación del séptimo arte generó trabajos, destruyó otros y, en ese proceso, hubo artistas que pudieron adaptarse a ese cambio mientras otros no consiguieron sobrevivir al cine mudo, como es el triste caso del personaje de Brad Pitt. En este ambiente cambiante en el que los estudios de cine lo eran todo, no era sencillo ser actor y ver como se iban rifando a las estrellas al igual que si fueran trofeos que ganar y, a la mínima de cambio, tirar.
De esta transformación del cine también se habla en Cantando bajo la lluvia (1952) de Stanley Donen y Gene Kelly, película a la que hacen varios guiños y que precisamente están proyectando en un cine en el que entra un nostálgico y más envejecido Manny en una visita a Los Ángeles. Emocionado, llora al ver lo que ocurre en el film, reviviendo su triste y a la vez apasionante breve historia de amor con el cine. No obstante, sonríe, pues sigue amándolo. Esta pasión la comparte también el director, ya que Chazelle nos manda una carta a través de la pantalla cuyo mensaje llega alto y claro: ama el cine, como director y como espectador. Babylon es una oda al séptimo arte con su caos, sus cambios y sus excesos, pero aún así único, apasionante y cautivador. El cine sigue siendo lo que era entonces: un arte que nos hace soñar.
Babylon (2022, EE.UU.)
Dirección: Damien Chazelle / Guion: Damien Chazelle / Producción: Paramount Pictures, C2 Motion Picture Group, Marc Platt Productions, Material Pictures, Organism Pictures, Wild Chickens Productions / Fotografía: Linus Sandgren / Montaje: Tom Cross / Música: Justin Hurwitz / Reparto: Diego Calva, Margot Robbie, Brad Pitt, Jovan Adepo, Jean Smart, Tobey Maguire
Muy buena crítica!