ATLANTIQUE
La evocación de lo inabarcable o la justicia del amor
A veces solo hace falta una primera secuencia para asimilar la película que se presenta ante los ojos y los oídos del espectador. La composición de los planos que componen dicha secuencia y la puesta en escena ofrecen una lectura de la intención de los creadores de rápida comprensión. Esto sucede cuando las ideas se anclan en el proceso creativo canónico y permite una actitud más pasiva del receptor del flujo audiovisual. Otras veces, sucede algo extraordinario que anuncia la fractura de los supuestos, como ocurre en el primer largometraje de ficción de Mati Diop, Atlantique, y requiere un esfuerzo añadido.
El filme inicia como una historia de corte realista y con un fuerte discurso político de denuncia de las desigualdades e injusticias que vive un grupo de jóvenes obreros. Alterados y furiosos gritan al capataz que no abandonarán el espacio de construcción de un edificio gigantesco en el que llevan trabajando meses sin recibir la pertinente remuneración. Destaca la figura de uno de ellos, Souleimane, la cámara se queda sobre su rostro y luego lo acompaña hasta la playa de Dakar donde lo espera Ada, su novia adolescente. La furia está en él y en la atención que pone a la inmensidad del mar Atlántico. Ada y él se ven en momentos furtivos en los que dan rienda suelta a su amor, lejos de los fantasmas de la pobreza y de un matrimonio concertado que imposibilitan socialmente el éxito de su relación.
Lo que parece un viraje hacia el melodrama se torna en un cuento detectivesco de horror y posesiones cuando Ada se casa con el otro hombre, adinerado e indiferente, y Souleimane desaparece junto al resto de sus colegas en una patera que debía llevarlos hasta España. Ada se mueve confundida en unos espacios que ya no conoce, entre fuegos de combustión espontánea que vengan a los desaparecidos y la persecución de un inspector que padece de episodios amnésicos. Los demonios se materializan en una ráfaga de luces de neón y reflejos naranjas de llamas impredecibles sobre los rostros de las novias abandonadas y los victimarios de las clases más desfavorecidas, y surge una poesía implacable y combativa del enamoramiento de la adolescente.
Mati Diop consigue que las distintas piezas se unan en una danza del amor final que alcanza su punto álgido en la fusión de todas las mutaciones presentadas, evocando el cine-corazón que late en las imágenes más líricas de cineastas como Abbas Kiarostami o Claire Denis para referir los mitos contenidos en el mar, la tierra más allá de él y las promesas difuminadas del regreso de los navegantes en su inabarcable horizonte.
Atlantique (Francia/Senegal/Bélgica, 2019)
Dirección: Mati Diop/ Guion: Mati Diop, Olivier Demangel/ Producción: Judith Lou Lévy, Eve Robin/ Fotografía: Claire Mathon / Montaje: Aël Dallier Vega / Diseño de Producción: Pascal Metge, Oumar Sall/ Música: Fatima Al Qadiri/ Reparto: Mame Bineta Sane, Traore, Aminata Kane, Nicole Souguo, Babacar Sylla.
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