ASAKO I & II
Cicatrices que configuran la identidad
El director japonés Ryûsuke Hamaguchi tiene una sensibilidad especial que le permite desgranar temas como el amor y las relaciones con elegancia y verdad. Si bien en Asako I & II (2018) vuelve a hablar de amor, esta vez el resultado es muy superficial en comparación a sus anteriores trabajos. En Happy Hours (2015) las relaciones afectivas y la forma en la que los personajes se comunican entre sí tienen una complejidad desbordante.
Asako I & II, basada en la novela Netemo Sametemo de Tomoka Shibasaki plantea algunas ideas interesantes. Fundamentalmente se centra en cómo después de un amor espontáneo, irracional y fallido la personalidad irremediablemente se desdobla. Las heridas emocionales, mejor o peor cicatrizadas, son heridas en cualquier caso, aunque la positividad tóxica nos hace llamarlo “desarrollo” o “aprendizaje”. La protagonista del film, Asako, vive algo similar tras el abandono repentino de Baku. Un proceso de duelo que no puede explicar ni asimilar y que la hace mutar, entrando en conflicto su anterior concepción del amor con la posterior. Cuando años más tarde conoce a Ryohei, quien comparte gran parecido físico con Baku y del que se enamorará, Asako ya es otra persona, aunque siempre arrastrará una cicatriz que en ciertos momentos se hará muy visible.
El comienzo de Asako I & II narra el primer romance. Lo hace asemejándose a un cuento o una historia para adolescentes. Y es que la irracionalidad de un amor sin fundamento, en el que aparentemente no hay nada más allá de una atracción física, puede ser tan previsible como una historia para niños. La sucesión de tópicos tanto en la historia como en las formas configuran un universo hueco, adolescente y algo rancio desde un punto de vista feminista. Desde la ralentización de la imagen cuando se ven por primera vez hasta un episodio de posesividad romantizada cuando Baku pega a un chico que se acerca a hablar con Asako en un bar, —como si se tratase de la adaptación de una novela de Federico Moccia—. Finalmente, aunque en menor medida, el tono de este prólogo acaba empercudiendo el resto de la película.
En Happy Hour (2015) Ryûsuke Hamaguchi hizo notable su talento para narrar con un ritmo calmado, contemplando los detalles y permitiendo asimilar las complejas emociones de los personajes. Sobre todo lo conseguía a través de unos diálogos dinámicos y muy naturales. Algo que en varias escenas de Asako I & II se entrevé pero que, desde luego, en su conjunto, supone una antítesis a la naturalidad de su antecesora.
En ocasiones es inevitable ver la mano de Ryûsuke Hamaguchi propiciando el avance de la historia. Momentos algo surrealistas en los que la información necesaria para exponer los puntos de giro se encuentra justo detrás de los personajes. Literalmente, al abrir el plano. Descubrir así la nueva profesión de Baku o su nuevo paradero siendo algunos de los acontecimientos más determinantes de la película resta credibilidad. La ligereza con la que se narra, que pretende ser un punto a favor, acaba aplanando la profundidad y la seriedad de las temáticas tratadas, dejando ese reguero de relato infantiloide.
En contradicción, la estética de Asako I & II es delicada y es adulta, con un tratamiento del color apagado. Aunque algunos momentos son especialmente teatrales, volviendo a evocar al cuento o al anime, como el plano cenital en el que los protagonistas se besan en el asfalto tras haber sufrido un accidente de tráfico.
La primera Asako, la que se enamora de Baku, es impulsiva y manifiesta una felicidad volátil; mientras que la segunda representa lo opuesto, concibe el amor de una forma más reflexiva y solemne, como Ryohei. Sin embargo, debe aprender a vivir con esa dualidad y a superar el trauma que arrastra. Aunque, afortunadamente, durante toda la película se sortea la romantización del sufrimiento, todo cuento posee una moraleja y es en dicha moraleja donde, como un broche final, al dolor se le otorga una cualidad positiva: la belleza.
Asako I & II (Netemo sametemo, Japón, 2018)
Dirección: Ryûsuke Hamaguchi / Guion: Sachiko Tanaka, Ryûsuke Hamaguchi, Tomoka Shibasaki / Producción: Bitters End, C&I Entertainment, Comme Des Cinémas / Fotografía: Yasuyuki Sasaki / Música: Tofubeats / Montaje: Azusa Yamazaki / Diseño de producción: Masato Nunobe / Reparto: Masahiro Higashide, Erika Karata, Rio Yamashita…
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