ALEKSEI GERMAN JR. (1): INTRODUCCIÓN
En el cine ruso del siglo XXI no hay corrientes ni tendencias. Cada autor crea la suya propia y compone, a partir de su estilo personal, un compendium que hace de auténtico movimiento por sí solo. Desde el comienzo de este nuevo siglo, de la mano de Artour Aristakisian y su A Place on Earth (Mesto na zemle, 2000) y Aleksandr Sokurov y su Elegía de un viaje (Elegiya dorogi, 2001), hasta la reciente serie de films conocida como “DAU”, el último proyecto a gran escala del cine ruso en 2020 creado por Ilya Khrzhanovskiy y que se compone de quince películas y otros proyectos audiovisuales; muchos nombres resuenan en el panorama del cine ruso actual siendo pocos los que consiguen proponer una visión artística que innove a la vez que no rompa con todas las reglas cinematográficas habidas y por haber.
Aleksei Alekseivich German, hijo del maestro soviético y post-soviético Aleksei Yuryevich German del mismo nombre, y más conocido como Aleksei German Jr. para evitar confusiones, es uno de los artistas más interesantes e importantes en el cine ruso contemporáneo. Con un sinfín de influencias tanto antiguas como modernas y el peso de la obra de su padre, con la cual conversa en su primera película, el director moscovita ha sabido arreglárselas para crear un lenguaje y una visión propias, para ir más allá de los planteamientos del cine patrio anterior y traducir elementos de grandes artistas al tiempo de la globalización y el limbo cultural.

“No me interesa filmar bellas películas de arte y ensayo” alega German en una entrevista con motivo de Under Electric Clouds (Pod electricheskimi oblakami, 2015), su película más conocida, que fue tildada de pretenciosa, sesgada y deprimente por una parte importante de la crítica mundial (es decir, occidental…). A continuación, veremos cómo German Jr. ha construido sus, hasta ahora, seis películas —sin contar su participación en el proyecto grupal Crush (Korotkoe zamykanie, 2009) junto a Pyotr Buslov, Boris Khlebnikov, Kirill Serebrennikov e Ivan Vyrypayev— bajo el rigor y el control de un maestro que crea elaborados escenarios a partir del paisaje, los actores y el movimiento casi perpetuo de largos planos secuencia, es decir, mediante la unión intrínseca del espacio y el tiempo y la presencia importantísima de los detalles en la forma, en la interpretación de sus actores y en la sucesión de escenas.
- Aleksei German Jr. (1). Introducción
- Aleksei German Jr. (2). La imagen crucificada entre el tiempo y el espacio
- Aleksei German Jr. (3). Dovlatov y los personajes superfluos
Una obra ligada por la forma y progresivamente perfeccionada
La forma de Aleksei German Jr. es tenue y neblinosa. Sus personajes están comprimidos en amplios espacios y gozan de poca libertad a pesar del abismal marco que les ofrece el paisaje o los interiores, los cuales siempre se filman en 70mm, formato amplísimo que aporta una gran dimensión a la imagen. Cubiertos por finas o densas capas de niebla, charcos o nieve, los paisajes de German Jr. suponen la expresión del estado anímico de los personajes. The Last Train (Posledniy poezd, 2003), su primera película —aunque se sabe a ciencia cierta que existe una anterior que jamás vio la luz—, supone un gran ejemplo de la dinámica del paisaje a la vez que funciona como una especie de continuación y respuesta al cine de su padre. Pero donde German sénior filmaba cuerpos oprimiendo al espacio, su hijo filmará lo contrario.

Inspirándose de cierta forma en Veinte días sin guerra (Dvadtsat dney bez voyny, 1977), uno de los films más relevantes de su padre dentro de su periodo soviético, German Jr. presentará a un obeso doctor alemán que sirvió en la Primera Guerra mundial y que ahora viaja hasta el frente ruso en 1945.
El personaje, en la línea del “nazi humanizado” de Melville o Kachyna, sale de un tren para caminar unos pocos metros y subir a un coche oficial que lo llevará hasta un hospital militar. En su deambular se cruzará con muchos otros soldados, otros cuerpos, que van y vienen por el alargado plano que no cesa de moverse siempre de forma horizontal. Aleksei German Jr. propone la visión de dos mundos a partir de un único plano secuencia en el que el protagonista es estudiado y, en cierta forma, perseguido, mientras otros pasan a su alrededor y desaparecen como efímeros seres en torno a un punto céntrico que, curiosamente, no es ni será más importante que ellos aunque lo parezca. Esta forma de abordar a los personajes protagonistas será continuamente estudiada sin abandonarse por ninguna otra en todas las demás películas de German Jr.
Pulida y progresiva, la forma de German Jr. que se sustenta en el seguimiento de un protagonista entre los muchos cuerpos que atraviesan el espacio será una de las piezas centrales de su estilo en el que predominará el plano de larga duración como emisor de un tiempo eclipsado pero fluido, un tiempo de guerra, donde la duda y la inquietud solo podrán evitarse retrocediendo en el pasado o avanzando hacia el futuro, o la ilusión de futuro… Puede que Garpastum (2005) sea uno de los mejores ejemplos para ilustrar ese tiempo suspendido pero imparable ya que la acción se sitúa entre esos dos tiempos liminales en los que la guerra (en este caso, la Primera Guerra Mundial) queda en un segundo plano, entre la espera de su inicio y al momento justo en que termina, mediante una elipsis temporal que funciona como perfecto aislamiento histórico. Andrei y Nikolai son dos hermanos que viven en San Petersburgo justo cuando acaban de asesinar al archiduque Fernando de Austria. Ambos aman el fútbol tanto como lo amaba su padre, que ahora está gravemente enfermo debido al trauma que le supuso perder una apuesta deportiva. Su ir y venir se representa en los partidos que juegan junto a sus amigos, Shoust y Misha, mientras descubren el amor y persiguen un sueño que se verá mermado al llegar el conflicto bélico. German habló de la influencia de Hermann Hesse y de su novela Narciso y Goldmundo y de cómo su película compartía el propósito, no de contar una historia o hacer una crítica social a partir de determinados personajes, sino de pintar un cuadro en el que las relaciones de los jóvenes hablasen de lo que suponía vivir tiempos aciagos a temprana edad. Al final de la película, Nikolai, que se había convertido en soldado, regresará con el rostro desencajado y la huella de la muerte en su mirada. Una mirada que solo podrá volver a expresar la alegría de una juventud ya perdida al reencontrarse con su hermano y hacer un par de pases con el balón.

Al igual que en su película anterior, The Last Train, Garpastum habla de personas envueltas en la guerra pero que no forman parte de ella, que no la han buscado y a los que no les encaja. En la primera, tanto el doctor Fischbach como el cartero Kreützer mueren al ver a otros morir. Los alemanes matan a un grupo de campesinos que antes los habían intentado matar a ellos y los rusos matan a los alemanes en respuesta. Se crea pues, un círculo vicioso que reúne el absurdo de la guerra frente a lo más terrible de la condición humana. Un elíptico páramo vengativo que se representa en el vaivén de la cámara en la conversación tremendamente elocuente, por desesperanzada, entre ambos personajes. En Garpastum German hace un ejercicio paralelo mostrando la vida, en principio, “despreocupada” de dos jóvenes que todavía pueden considerarse afortunados. El mismo procedimiento de movimiento de cámara, que sustituye al manido y convencional plano/contraplano, dibuja trazos entre los rostros de los dos hermanos para definir sus personalidades. Andrei es impetuoso y altivo, aunque siempre da y recibe a partes iguales, mientras que Nikolai es más calmado y reflexivo. Ambos crecerán en la guerra sin que nosotros lleguemos a ver todo el proceso, tendrán sueños que se esfumarán, aunque al final pueda verse un ápice de alegría en sus corazones por el hecho de seguir con vida y poder reencontrarse.
Otro de los temas clave en el cine de Aleksei German Jr. es el compañerismo que se reivindica con el amor fraterno, romántico, espiritual o platónico. En Garpastum los cuatro chicos que forman el “equipo” de fútbol poseen ya desde el principio un sentido muy profundo de lo que significa su amistad. Y es curioso percibirlo de forma tan clara pues German rechaza los momentos afectivos directos o sentimentales guardándose de no ser demasiado efusivo y conteniéndose para no caer en clichés. Su puesta en escena es la que habla, no sus personajes. En algunas secuencias vemos a los chicos jugar a fútbol y, al ganar, celebrarlo de forma que se posicionan unos al lado de los otros mirando a diferentes direcciones, obviando su carácter naturalista y proponiendo una lectura emocional que se desprende por sus gestos o su mirada perdida. Opción formal que no aparece en las escenas en que Nikolai y Andrei aparecen con sus respectivas amantes. El amor que siente cada uno, aparte de ser tremendamente distinto, se expresa mediante el juego constante entre el movimiento de los cuerpos entrelazados en el espacio del que disponen —normalmente reducido: como una habitación, un baño o un porche—, convirtiendo la profundidad del paisaje en íntimo espacio cerrado.

Sin duda alguna, la película de Aleksei German Jr. que más ahonda en el tema del amor es Soldado de papel (Bumazhny soldat, 2008). Una obra que se presenta a modo de cuenta atrás y que tiene una narrativa cronológica que trasciende lo cartesiano o cuantitativo del tiempo. Soldado de papel muestra la vida y caída de un hombre que lidia, durante seis semanas, con el programa espacial soviético (post-Sputnik y pre-vuelo tripulado) mientras se realizan los preparativos para enviar al primer ser humano al espacio (el famoso cosmonauta Yuri Gagarin). Daniil Pokrovsky, un científico, doctor, pensador y melancólico hombre que trabaja en las pruebas físicas y médicas que los aspirantes a cosmonauta deben realizar, se verá acosado por una duda creciente que lo llevará a plantearse su moralidad al cerciorarse de que está preparando hombres para una muerte segura, al mismo tiempo que intenta superar traumas del pasado y carga con el enorme peso que conlleva la fama póstuma de su padre y el futuro incierto de una Unión que intenta borrar su horrible pasado estalinista.
El paisaje de Soldado de papel es la prolongación de un continuo ocaso, un perpetuo crepúsculo que, como en Under Electric Clouds o Dovlatov (2017), va tragándose a un protagonista que apunta a un nivel más elevado de pensamiento hasta llegar a destruirlo. En su viaje por el frío desierto de Kazajistán, el protagonista de Soldado de papel se verá abocado a un continuo descenso espiritual, al malestar psicológico y a su inestabilidad emocional consecuencia de estar con dos mujeres al mismo tiempo (su esposa, Nina y su amante, Vera). La jovialidad y el humor que parecían como dos de sus cualidades más destacadas antes de las seis semanas que lo llevarán a su muerte, se tornan duda y desesperación ante la promesa de una cruenta (r)evolución. El Progreso, perseguido salvajemente en el siglo XX tanto por el comunismo como por el capitalismo y presentado aquí como un cohete que se eleva para “demostrar” que puede hacerlo, que el hombre ha logrado alcanzar el espacio mientras todavía no es capaz de ver la tierra, es el eje en torno al que gira el fondo de German Jr. Quien lo aborda desde un punto de vista austero sin dejar de ser duro, presentando una fuerte crítica sin dejar de lado la poética de una imagen que “habla” sin decir nada. Cámera-stylo francesa, pulsión tarkovskiana o espera sokuroviana… German no hace películas para “entenderlas” sino para contrastar la realidad con su propia visión histórica y poética del mundo y así ofrecer una imagen de los conflictos internos y externos de la vida. Hacer que el caos tenga sentido y también proponer una mirada racional por encima de la razón misma. Acudiendo a la exploración del espíritu y la mente de las personas más atormentadas, las más contradictorias y las más humanas, como hacían Dostoievski o Tolstoi en literatura.

Under Electric Clouds se sitúa en una tesitura diferente al resto y aúna el imaginario de German Jr. en su totalidad. La obra —dividida en siete capítulos situados en diferentes tiempos históricos: pasados, presentes y futuros— se comprende como la mayor de las transiciones a la que German Jr. se ha enfrentado, la que nunca termina ni para él ni para su país y que quizá sea en sí un estado más del tiempo histórico, que no tiene por qué ser entendido como una simple aglomeración de sucesos. “La globalización ha ganado, la historia no ha acabado.” Es una de las frases con las que se abre el film —utilizando la figura del narrador como lo hacen Soldado de papel y Dovlatov— que se sitúa en el año 2017, año de un futuro cercano que no es azaroso pues marca el centenario de la Revolución de Octubre.
German Jr. explorará la evolución de su país no a modo de didáctico documental ni tampoco de adaptación histórico-narrativa de unos hechos relevantes. Él se situará en determinados puntos ficticios de una Rusia sumida en una larga y neblinosa tarde, un país en el que las “personas superfluas” —atendiendo a los personajes tipo de la literatura rusa del XIX— serán las que cobren mayor importancia. Desde la breve historia de un inmigrante hasta el encontronazo de un arquitecto y una heredera de una fortuna multimillonaria que se siente desubicada en su propia tierra, German se servirá de su plena confianza en su forma y de su habilidad compositiva para construir una película histórica a la vez que a-histórica. Que parece desligada, rota e inconexa pero que se cerciora de establecer unas pautas, entendibles solo desde un punto de vista contemporáneo, del tiempo detenido e imprevisible de su patria.

Pingback: Aleksei German Jr (2). Análisis del director ruso. Revista Mutaciones