ADULT MATERIAL
El mito de la libre elección
Decía Rosa Luxemburgo que las cadenas sólo las nota quien intenta moverse. Hasta que se advierten las estructuras y mecanismos invisibles -invisibilizados- que sostienen las jerarquías y generan la división sexual del trabajo, dichas diferencias se asumen como verdades inapelables. Incuestionables. Esto requiere la puesta en duda constante de lo que siempre se había tomado como certeza. Desde el feminismo de segunda ola se viene señalando que actualmente no es el Estado quien difunde las leyes que dictaminan la diferenciación sexual, sino que esta tarea recae sobre los mass media y la creación artística. Dicha creación artística, a excepción de aquella que participa de la resistencia, en toda su extensión, será la encargada de ofrecer una imagen distorsionada de la realidad con la que los seres humanos se relacionarán como si de la realidad misma se tratara. Es ahí, en la relación con el espectro ficcionado como realidad, donde aparece la pornografía, elemento central de la serie Adult Material.
La serie, escrita por Lucy Kirkwood y dirigida por Dawn Shadforth, relata esa toma de conciencia, casi por la fuerza, de Jolene Dollar, una famosa actriz del porno que, llegada a una cierta madurez (30 años) y por su condición de madre, se ve obligada, con la ayuda de agentes externos, a replantearse su profesión. Al fin y al cabo, su vida. Sin ser nada panfletaria, Adult Material se apoya en las contradicciones de una mujer que se piensa libre y dueña de su trabajo hasta que aparece de pronto una joven compañera que va a ser víctima de abusos dentro de su sector laboral. Es a partir de ahí cuando Jolene activa de manera inconsciente sus recuerdos y empieza a plantearse cuestiones como el consentimiento sexual y el verdadero papel que ocupa ella misma dentro de una de las industrias que hoy genera millones de euros y que da sentido al nuevo capitalismo: el neoliberalismo sexual. Un gigantesco sistema de organización capitalista -a todos los niveles- que se sustenta a base de pactos, siendo uno de los más importantes el de la prostitución con el que la pornografía guarda una estrecha relación de similitudes. En él, traficar con el cuerpo femenino (¡qué casualidad!) a través de diferentes “prácticas” como la prostitución, la gestación subrogada o la pornografía, aparecerá como una opción legítima, como una elección -el mito de libre elección que diría Ana de Miguel– que generará unos beneficios que los hombres no pueden obtener por sí mismos. En realidad, un debate disputado entre el feminismo liberal y radical desde la década de los 70 que hoy no ha sido superado.
Son muchos los temas interesantes que aparecen en los cuatro breves capítulos que conforman la miniserie Adult Material entre los que destacan: el despotismo y paternalismo con los que la academia teoriza sobre los problemas reales que afectan a personas concretas sin contar con ellas en los debates o diálogos originados desde ese lugar tan privilegiado que es la universidad; la traducción de las conductas violentas del porno en la vida real de los adolescentes (y no tan adolescentes) a falta de una educación sexual pertinente; la doble moral con que se juzga la profesión de la protagonista y la de otros padres dedicados a trabajos tan cuestionables como la construcción de balística; la fina línea que divide la prostitución y la pornografía así como la consideración de otros trabajos también como prostituidores, en concreto los más feminizados. Todos estos temas son tratados desde la contradicción y respetando los diferentes matices que derivan de los mismos. No hay en la serie una intención de alcanzar verdades absolutas ni discursos cerrados. Los corrosivos y deslenguados diálogos entre Jolene y la abogada que la defiende son prueba de la colisión producida entre quienes juzgan desde fuera y quienes viven dentro.
Repleta de referencias cinematográficas irónicamente escogidas –Vestida para matar (Brian de Palma, 1980), Psicosis (Alfred Hitchcock, 1960)- e incluso presentando cierta cercanía a trabajos de directores como Ken Loach, Adult Material, enriquecida al máximo con el magnético trabajo de Hayley Squires, acompañará el infatigable periplo de una cansada Jolene en la denuncia a una industria contra las que tiene todas las de perder. Y, de hecho, así sucede. No obstante, entre la resignación y la perseverancia, entre lo postizo y artificial de un personaje creado para la cámara y la mujer escondida debajo que sólo quiere ser una buena madre, Hayley parece aprender al final que su verdadero yo se encuentra en la mujer de las uñas desnudas y el pelo moreno mientras que, su alter ego (su otra) se sube en unos tacones de infarto y se cubre de toneladas de maquillaje excesivo. Y aunque no abandone del todo esa ficción que ha tenido que construirse a su alrededor para no flaquear -fuerza la sonrisa para enfrentarse a la grabación final- aterriza y se vuelve consciente de que todas sus certezas se tambalean -así lo demuestra en la última conversación con su hija adolescente-. De que no hay vuelta atrás. No puede borrarse el pasado, pero puede aprenderse de él para caminar hacia el futuro y generar otras cartografías para quienes vienen detrás.
En definitiva, un Boogie Nights (Paul Thomas Anderson, 1997) con perspectiva feminista que muestra, de manera más evidente, el lado más oscuro de la industria del porno, tan cercana a la prostitución. Pero sobre toda una propuesta que afortunadamente se ahorra el juicio sobre el personaje central y no manipula a la audiencia. Una serie producto de la efervescencia de una cuarta ola imparable que se niega en rotundo a dar pasos atrás en derechos.
Adult Material [Miniserie] (Reino Unido, 2020)
Dirección: Dawn Shadford / Guion: Lucy Kirkwood / Producción: Anna Goodridge (para Fifty Fathoms Productions / Fotografía: Clöe Thomson / Música: Hannah Holland / Montaje: Valentina Rutigliano / Reparto: Hayley Squires, Rupert Everett, Phil Daniels, Joe Dempsie, Kerry Godliman, Alex Jarrett, Siena Kelly, Julian Ovenden, Timmika Ramsay, Callie Cooke, Kris Saddler, Kenny Blyth, Mario Demetriou, Faith Edwards, Karina Beuthe, Lucie Cooper-Jones, Richard Corgan, Victoria Donovan, Karl Farrer, Ria Fend, Michelle Greenidge, Emily Laing, George Mizen, David Reed, Barnaby Taylor, Anna Wilson-Jones, Anya McKenna-Bruce, Luke Cinque-White, Pauline Turner, Mandeep Dhillon