Zinebi 2019

ZINEBI 2019 – SECCIONES PARALELAS

Un festival en femenino

Más allá de una Sección Oficial de cortometrajes ligeramente irregular, ZINEBI ha ofrecido, una vez más, una variedad de propuestas abiertas al público que a lo largo de toda la semana ha llenado las distintas salas y escenarios. El certamen cuida mucho a su público, y es por eso que la sección Bertoko begiradak. Miradas desde Euskadi ha vuelto a acoger una veintena de cortometrajes y cuatro largometrajes de autoría vasca como también lo ha hecho en su apuesta por el público infantil (Zinebitxiki), quienes han podido disfrutar de una selección inédita de seis cortometrajes de la cineasta checa Hermína Týrlová. Por otro lado, dando continuación a la iniciativa exitosa que apoya “la visibilidad del cine realizado por mujeres de todo el mundo, así como la creciente presencia y el trabajo de las mujeres en todos los oficios de la industria audiovisual”, el ciclo Again. Palestine. Palestinian Women Filmmakers ha reunido cinco títulos bajo el comisariado de la directora palestina Reem Shileh. Entre ellos, ha destacado el trabajo de Ayreen Anastas, que en Pasolini Pa*Palestine (2005) rehace el documental que Pier Paolo Pasolini realizó cuando se encontraba en la búsqueda de localizaciones para El evangelio según San Mateo (Il Vangelo secondo Matteo, 1964), reivindicando el paisaje palestino que el italiano terminó rehusando por su estética “arcaica y moderna”.

A partir de dos secciones que se han convertido en seña de identidad del festival, Beatiful Docs (largo documental) y Zinebi First Film (óperas prima de realizadores internacionales) la 61 edición del festival ha exhibido un puñado de obras remarcables, protagonizadas o dirigidas por mujeres, entre las que destacan las siguientes cinco propuestas.

Encuentro entre las directoras palestinas - Revista Mutaciones
Encuentro entre las directoras palestinas/ZINEBI

Ganadora del premio ZIFF, la película argentina Las facultades -que también obtuvo el galardón a la mejor directora en el festival BAFICI- narra la dinámica de un grupo de estudiantes que se preparan para estudiar sus exámenes finales. Ante la temida exposición oral -la práctica evaluativa más común en las universidades argentinas- cada uno de los aspirantes a graduarse en Arquitectura, Física, Derecho, Filosofía, Medicina… utiliza distintas metodologías para enfrentarse a la prueba.

Mientras la cámara de la argentina Eloísa Solaas capta esos momentos de intimidad de manera rígida mediante planos fijos reflejando el nerviosismo de alumnos y alumnas, la directora expone un retrato social extracadémico profundizando “en las formas de aprendizaje y la legitimación del conocimiento”. El documental se construye arquitectónicamente relacionando el mundo y la estructura universitaria con el proceso mismo de la preparación de un examen, siendo el espectador un mero sujeto observador que se infiltra en la búsqueda de Solaas por encontrar respuestas y captar la cuestión humana, la relación del individuo con su entorno, en la naturaleza, con el orden universal.

Shooting The Mafia, el íntimo documental del británico Kim Longinotto, recorre los años 70 y 80 sicilianos, denominados como anni di piombo (los años de plomo). Una época en donde ley y mafia eran sinónimos, unos años en los que los asesinatos eran el pan de cada día. En este contexto se sitúa una lucha de la fotógrafa Letizia Battaglia que se convirtió en la mayor exponente de la denuncia antimafia, y que incluso llegó a ejercer en política. Battaglia recupera uno a uno los retratos realizados en Palermo los cuales, como admite, llegó incluso a querer quemar. Pero no lo hizo, recapacitó y entendió que aquellas terribles fotografías -en donde el horror y la crueldad reflejaban una realidad dolorosa de su ciudad (y de Italia entera)- eran ante todo, una parte de la Historia.

Battaglia cuenta en primera persona cómo la guerra marcó su futuro tanto laboral como personal, recuerda la memoria de los jueces Giovanni Falcone y Paolo Borsellino ejecutados por los Corleonesi, y se reencuentra con sus compañero de prensa y algunos ex-amantes. Y es que el horror de las imágenes de aquellos tiempos se intercala con su vida privada –anterior a que Battaglia cogiese por primera vez una cámara fotográfica-, en sus amores y desencuentros, formados por fragmentos de películas neorrealistas italianas, construyendo, así, un documental interactivo, sentido y expresivo, en donde la violencia, inevitablemente, está siempre presente.

Shooting The Mafia - Revista Mutaciones
Shooting The Mafia (Kim Longinotto)/ZINEBI

De corte más clásico pero igualmente intrigante es Desert One, el trabajo realizado por la directora consagrada Barbara Kopple –ganadora de dos premios Oscar al mejor documental, y a la que el festival otorgó el Mikeldi de Honor en 2013-, quien, como en muchos trabajos de su filmografía, se centra en la política de los Estados Unidos. En esta ocasión saca a la luz las hasta ahora inéditas conversaciones telefónicas entre el expresidente Jimmy Carter y los comandantes de la misión secreta para rescatar a los 52 rehenes norteamericanos de la revolución iraní en 1979, en la embajada de Teherán. La hazaña –que fracasó y le costó a Carter la presidencia- se rememora tomando como referencia las declaraciones bajo la forma de busto-parlantes de los implicados. Políticos, periodistas, los Delta Force, rehenes y testigos iraníes hablan del suceso mientras imágenes de archivo y de animación -ante la falta de documentación gráfica- reconstruyen el trágico accidente donde murieron 8 soldados.

Puesto que el principal objetivo es aclarar lo que sucedió, con todo detalle, la visión casi completamente americana invade la obra, tratando como mera anécdota “teorías de la conspiración” que surgieron posteriormente, pasando por alto una necesaria contextualización del problema. Kopple profundiza en el victimismo yanqui, como si las causas del alzamiento iraní no fuesen suficientemente lícitas o dignas de ser recordadas. La operación fallida de los Delta Force es la consecuencia de un efecto dominó imperialista americano que no parece interesar a la directora.

Estrenada en el Festival de Rotterdam, la actriz guionista y directora Marina de Van se desnuda literalmente –tanto en pantalla como personalmente- en Ma nudité ne sert á rien para mostrar su vida privada con total transparencia durante más de una hora de metraje. La francesa aparece precisamente atrincherada en su cuarto parisino interpelando al espectador en un autorretrato íntimo y arriesgado difícil de clasificar.

La directora, a punto de cumplir los 47 años, muestra su día a día desmontando sus complejos y guiándonos por unos sentimientos que la encierran en la soledad, enfrentándose a “los tabúes acerca de la mujer y la relación con su propio cuerpo”. De Van se retrata como una mujer que ha perdido el deseo sexual, que utiliza aplicaciones para encontrar a su amor romántico, y que de vez en cuando, recorre la ciudad dejándose llevar por sus instintos que, frecuentemente, la traicionan.

Dëre e Hapur - Revista Mutaciones
Dëre e Hapur (Florenc Papas)/ZINEBI

“En Albania al año se financian 3-4 largometrajes al año, por lo tanto es difícil crear un movimiento de realizadores”. Aun así, nace una pequeña esperanza con el debut cinematográfico de Florenc Papas, quién ha conseguido con Dëre e Hapur (Open Door) –una coproducción entre Albania-Italia-Kosovo-Macedonia del Norte- un trabajo digno de reconocimiento. La película es una road movie que narra la relación entre dos hermanas que viven encerradas en una sociedad machista y extremadamente patriarcal.

Rudina recoge a su hermana pequeña Elma – quien regresa de Italia embarazada- en el puerto en vísperas del primer aniversario de la muerte de la madre. Ambas han sido víctimas del abandono de sus parejas y se enfrentan totalmente solas a la vida, y sobre todo, a su padre dictatorial. Apenas hay presencia de hombres en la película, pero el temor hacia ellos palpita en el ambiente, tanto que se ven forzadas a encontrar un marido exprés a Elma, puesto que su padre no toleraría ver a su hija menor embarazada sin una figura masculina dominante. El acierto del film recae en que Papas consigue transmitir la realidad oprimida sin que sus dos protagonistas hagan mención explícita a su subordinación. El espectador es capaz de conocer y empatizar con las dos hermanas aun sin saber gran cosa sobre sus vidas, su pasado y sus motivaciones. Todo se define a base de pequeños gestos, miradas, diálogos perfectamente construidos, que son el fiel reflejo de una generación más nutrida social y humanamente dispuesta a luchar por un futuro digno.

En definitiva, las secciones paralelas del festival han contribuído a expandir y reforzar la identidad del festival, que en esta edición número 61 ha brillado al dar a conocer a, sobre todo, cineastas comprometidas con su mirada, su lucha y sus inquietudes.

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